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La piedra extraída de la cantera en piezas de determinada dimensión (tamaño medio) se transportaba hasta la iglesia en construcción. Cuando se estaba construyendo una hilada el maestro de obras le indicaba al cantero las dimensiones del sillar que debía escuadrar y probablemente la cara que debía pulir y el signo que debía inscribir en ella. Los instrumentos fundamentales del cantero eran la Escuadra, el Compás y el Pico. Una vez finalizada la tarea el sillar era colocado en su posición en la hilada en la posición más conveniente manteniendo la cara pulida con signo en la parte vista.
Sólo se hacía un signo por sillar, en raras ocasiones dos, y se colocaba en la zona vista. Esto explica que los signos aparezcan en posición normal o invertida. Se realizaban con cincel y compás o a mano y, en algunos casos, con plantillas para la forma principal del signo. La calidad de la piedra y el buen pulido hacen que los signos tengan calidad. Los signos presentan variantes de su forma básica según la iglesia, la zona, la pertenencia a una u otra Orden,… sin que ello modifique su identificación.
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